¿Porque Lance ligero?

¿Porque Lance Ligero?

Lance Ligero define en castellano a la modalidad de pesca que mas practíco, muchos la conocen como spinning pero lance ligero me suena mas cercano y familiar.



¿Para que Lance Ligero?

¿Para que Lance Ligero?

Desde Lance Ligero no pretendo enseñar a pescar, ni a hacer señuelos, ni nada, solo apuntar vivencias, opiniones y algún pensamiento de la actualidad, poner fotos de mis jornadas de pesca con amigos, y de los engaños para pescar que fabrico en mis ratos de ocio......Continuar leyendo

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miércoles, marzo 06, 2013

Pesca de Cefalopodos, III Parte (Equipos y Técnicas)


REGULACIÓN DEL FRENO

Antes de lanzar nuestro artificial, regularemos el freno. La tara será mínima y dependerá mucho de la finura del freno de nuestro carrete, de la caña con la que trabajemos, de la profundidad en la que vamos a pescar o del tamaño de los calamares que esperamos encontrar. En cualquier caso, y para que os podáis hacer una idea, buscamos que cuando el calamar tenga un tamaño suficiente para nuestro equipo (curvándonos el blank con un buen peso relativo), el freno ceda algo en la clavada y en los sifonazos. Si el calamar tiene buen tamaño para el equipo, no deberá importarnos tampoco que el freno patine ligeramente mientras nos lo traemos, especialmente si lo levantamos desde una zona con buen calado.
La tara será tan mínima que, por ejemplo, en jerks largos y enérgicos a profundidades de 20-25 metros, el freno también puede ceder levemente sólo con la resistencia del egi a esas profundidades. En estos casos el recorrido del señuelo en el tirón será menor que el desplazamiento de nuestra puntera, por la amortiguación que producirá la salida de la línea. Esto no debería importarnos demasiado, porque cerrando el freno para mover limpiamente el egi a esas profundidades corremos peligro de desgarros en el cefalópodo si tenemos un enganche con toda esa presión y resistencia de la columna de agua.
En el eging no vamos a lamentar en ningún caso una tara del freno excesivamente ligera: el calamar siempre nos va a dar tiempo a cerrar un poco la salida del hilo y ajustar la resistencia sobre la marcha, porque la defensa del cefalópodo no es feroz ni comprometida. Sí podemos lamentar un freno excesivamente apretado: en la clavada, en el bombeo, en los sifonazos de defensa o en la negociación con el oleaje a la hora de varar o ensalabrar un buen ejemplar.



Necesitamos conocer qué prestaciones ofrece el freno de nuestro carrete, cómo se comporta el blank de nuestra caña y cuáles son las condiciones de la mar para ajustar el freno de manera que nos permita gobernar y mandar en el lance, pero sin forzar demasiado ni querer traernos rápidamente y por las bravas a un animal al que tenemos sujeto con alfileres.
Si nuestro freno no acompaña el proceso con una cierta finura y lo tenemos excesivamente apretado, el resultado va a ser el desgarro de tejidos o la amputación de tentáculos. Pensad que vamos a clavar; que nuestro cefalópodo empujará y querrá recular en la recuperación; que podemos atravesar fuertes corrientes mientras nos lo traemos; que el animal podrá abrir brazos y aletas para ofrecer toda la resistencia posible... Todo esto mientras lo tenemos prendido, a veces, por un solo tentáculo, delicado, blando y fácil de rasgar o partir.

VAMOS A PESCAR

Y buscaremos calamares, que es el cefalópodo que más juego nos va a dar en esta técnica. Recordemos que para sepias y pulpos trabajaremos el señuelo más cerca del fondo.
Hemos regulado nuestro freno. Elegimos el artificial y lanzamos. ¿Mucho, poco, al frente, paralelo a la costa...? Pues lanzamos al frente y buscamos llegar lejos. Si el calamar está cerca, ya le llegará el señuelo. Y ya haremos lances en abanico si al frente no hay respuesta.
Dejamos al egi profundizar libremente, sin cerrar el asa. Mantenemos la puntera baja para que la línea toque agua bien cerca y evitar desplazamiento por el viento, si lo hay. Para un primer lance no está mal calcular cuándo podemos estar más o menos a media agua. En lances sucesivos ya llegaremos más abajo o nos quedaremos en la superficie, pero para este primer recorrido de reconocimiento, las medias aguas son territorio en el que podemos estar al alcance del calamar si anda más hundido (ya subirá si se siente atraído) y también nos haremos notar si andan en superficie (bajarán a comer).
Tenemos el egi a media agua. Cerramos el asa. Dejamos que el hilo se tense y tome el control del artificial. ¿Empezamos con los jerks? Todavía no. Antes vamos a tantear nuestro artificial con un desplazamiento de la puntera o con alguna vuelta de manivela para comprobar cuánto pesa nuestro egi. Si pesa demasiado, puede que ya tengamos un calamar prendido. O que hayamos calculado mal y estemos enganchados al fondo. Si empezamos con los tirones sin antes hacer esta comprobación podemos traernos un tentáculo o, en el peor de los casos, partir la línea si no hemos calibrado bien el freno. Así es que será muy importante comprobar que nuestro artificial navega libremente antes de empezar cualquier serie de tirones.


Ahora sí. Un par de jerks largos, por ejemplo, seguido de tres o cuatro jerks más cortos. Acabada la serie de tirones recogemos la línea sobrante mientras colocamos la punta de la caña bien baja, todo lo baja que el escenario nos permita. Con la caña en esta posición mantendremos mejor la tensión del hilo mientras el egi desciende, notaremos mejor la picada y tendremos más recorrido para hacer una buena clavada en caso de ataque. También evitaremos el viento y haremos que la línea se sumerja bien cerca de nosotros.
Y ahora, a esperar. Dejaremos al egi pescar sólo, mientras recorre el arco de descenso. No recogeremos línea.
Si los tirones han sido ascendentes, nuestro egi puede haberse acercado a la superficie. En el descenso volverá a las aguas medias e irá navegando lentamente hacia el fondo. Podemos apurar hasta llegar casi al fondo y recorrer toda la columna de agua mientras el egi sigue pescando. Si la profundidad es mucha, podemos intercalar tres o cuatro jerks, con la caña en posición lateral, en mitad del descenso. Estos jerks laterales harán que el egi se desplace en un zig-zag horizontal sin que vuelva a ascender. Recordad que antes de cualquier serie de tirones habremos comprobado que nuestro egi navega libremente.
Hemos llegado hasta el fondo. Comprobamos que no hemos enrocado y volvemos con los tirones, ahora verticales, para ir ascendiendo de nuevo... Y así, alternando jerks y descensos, hasta que el artificial llegue a nosotros. Iremos variando la intensidad de los tirones hasta encontrar el ritmo que funciona en ese momento. Si después de unos cuantos lances no obtenemos respuesta, podemos cambiar el tamaño o el color del egi.
Antes de sacar el artificial del agua es bueno comprobar si algún calamar ha venido tras él. Como muchos peces, el calamar puede perseguir a sus presas hasta la misma orilla para atacar cuando casi estamos a punto de sacar del agua el señuelo. Si vemos esta persecución y el calamar no se decide, no saquéis todavía el señuelo: dejad que se hunda un poco y hacedlo saltar arriba y abajo sin recuperar línea. Dejadlo suspendido unos instantes después de unos cuantos brincos. Este baile de último momento puede muy fácilmente hacer que el calamar se decida.


LA TENSIÓN EN LA LÍNEA DURANTE EL ARCO DE DESCENSO
Hemos explicado que la mayoría de picadas se darán durante el recorrido del señuelo hacia el fondo, después de los tirones. En ese momento es fundamental mantener el contacto con el artificial. No estaremos recogiendo línea, así es que ese contacto imprescindible no siempre es fácil.
Durante estos descensos no tendremos la tensión en la línea que podría proporcionarnos la recuperación de un artificial que se agarra al agua y que nos traemos recuperando con la manivela. Tampoco tendremos la tensión que podemos esperar en el hundimiento de un señuelo más pesado. El descenso del egi es lento y ligero. El pajarito y la línea se dejan llevar y manejar fácilmente por el viento y las corrientes. Así es que, en condiciones difíciles, resulta complicado mantener una tensión constante y suficiente.
Ayudará bastante a este propósito que mantengamos el puntero de la caña bien bajo y la línea sumergida cerca de nosotros. También es bueno comprobar hacia dónde se desplaza el artificial con la corriente o el viento y rectificar la posición de la caña buscando un ángulo que optimice la tensión. Un hilo delgado, que ofrezca menos resistencia al movimiento de las aguas o los vientos, también facilitará el trabajo.
Con todas estas precauciones podremos mantenernos en contacto con el egi en esos intensos momentos de espera. La tensión de la línea nunca será exagerada, porque el pajarito tiene un desplazamiento, como hemos dicho, muy ligero. La línea mantendrá, incluso en el mejor de los casos, una ligera comba y una cierta sensación de soltura. Pero si esta relajación de la línea no es exagerada, bastará para lo que nos importa: percibir claramente la picada.
LA PICADA

Si el hilo está algo destensado puede que no notemos más que una leve succión del señuelo, un estiramiento de la línea y una ligera flexión de la caña. En estos casos la picada es menos clara y habrá que estar atentos a la línea, si es visible, para advertir el estiramiento y tensado que siguen al ataque y los primeros sifonazos de retirada del cefalópodo.
Otras veces notaremos que el hilo se destensa sospechosamente, como si el señuelo se hubiera detenido. En este caso el calamar puede estar nadando hacia arriba, abrazado al señuelo.
Desde luego, la picada más nítida, casi la más espectacular, es la que obtendremos en el arco de descenso. Si la sensibilidad del equipo acompaña y se ha dado el milagro de una justa tensión en la línea, la picada puede ser sorprendente. En la quietud de esa espera, mientras el egi navega sólo, una picada franca de un calamar de tamaño puede hacernos creer que nos ha comido, casi, un pez.



LA CLAVADA

Como con los peces, hay que tener cuidado y no clavar antes de tiempo. En el ataque, el calamar dispara sus tentáculos más largos, atrapa a la presa e inmediatamente la rodea con sus brazos más cortos para llevársela al pico. Este proceso es rapidísimo. Pero si reaccionamos inmediatamente al golpe de los tentáculos largos y clavamos demasiado pronto, podemos impedir que el cefalópodo abrace completamente nuestro pajarito. El resultado será una clavada en los tentáculos largos, que son los más fáciles de partir. Así es que necesitamos esperar, como en el spinning, a que el animal haya completado el ataque y clavar cuando el señuelo prácticamente haya llegado a la boca del calamar. La clavada, en este momento, hará penetrar las agujas de la corona en los brazos cortos del cefalópodo, mucho más resistentes y seguros. Buscaremos que la clavada afecte a varios de estos brazos en su nacimiento, muy cerca del pico. Con los alfileres bien hundidos en esa zona, se evitarán los desgarros que puede provocar un alfiler clavado sólo superficialmente o los peligrosos estiramientos de los largos y finos tentáculos con los que el calamar empieza su ataque.



En muchas ocasiones, la misma comba de la línea mientras el egi profundiza retardará la sensación de picada y dará tiempo a que el calamar complete el ataque. Si la línea está bien tensada y notamos claramente la picada , conviene tomarse unas décimas de segundo antes de clavar, bajando bien la puntera de la caña y preparando el gesto para el golpe.
Pensemos que el cefalópodo, generalmente, no va a rechazar ni escupir inmediatamente nuestro artificial al notar el engaño, lo que podría obligarnos a clavar con más premura. El cefalópodo es bastante obstinado y se mantendrá asido al pajarito, intentando morderlo, aunque tardemos en detectar la picada o retrasemos la clavada. De hecho, podemos tener al calamar un buen rato abrazado al egi durante, por ejemplo, un descenso libre y sólo darnos cuenta al cerrar el asa y comprobar el peso del artificial. Por otra parte, si el calamar rechaza el señuelo después de abrazarlo, generalmente reculará para marcharse y es muy fácil que acabe igualmente enganchado en las coronas. Notaremos la succión y estaremos todavía a tiempo de clavar.
Si el calamar ha atrapado el artificial mientras lo estamos animando, puede que no haya tenido la posibilidad de abrazarlo y se clave sólo en los tentáculos largos. Aquí es más arriesgado una clavada seria, así es que bastará con que afiancemos el señuelo y demos al animal por clavado. En estos casos, también la recuperación deberá ser más cuidadosa.
Si hemos tomado todas estas precauciones y consideramos que el calamar ha abrazado completamente nuestro artificial, la clavada podrá ser rápida, seca y consistente. Tendremos que confiar en la elasticidad del conjunto: la absorción de la caña y la dulzura de un freno justamente calibrado. Si caña y freno acompañan, la clavada puede ser más contundente de lo que podríamos imaginarnos considerando la fragilidad de los tejidos del cefalópodo. En cualquier caso, no tenemos que penetrar una boca pétrea con un grueso anzuelo con muerte. Estamos clavando alfileres en un tejido blando y fácil de penetrar, así es que en ningún caso tendremos que aplicar una fuerza exagerada o repetir la clavada dos o tres veces. Si hemos preparado bien el gesto y confiamos en el equipo, bastará con levantar rápidamente la caña, notar el peso del animal y acompañar el cachete con una ligera amortiguación de la muñeca, para que el golpe sea corto y seco.



Tan importante como la clavada es el afianzamiento del señuelo y la presa: después del cachete continuaremos con la elevación de nuestra puntera, sin tocar la manivela, dejando a la caña flexionarse y responder a los primeros sifonazos del calamar al sentirse prendido. Podemos aguantar en esta posición, sin recoger hilo, hasta que notemos que la flexión de la vara pierde su ímpetu y empezamos a levantar al animal. Son, quizás, los momentos más intensos de esta pesca -picada, clavada y primeros sifonazos- así es que no tengamos prisa y degustemos ese final de clavada con tranquilidad. Si el calamar está bien prendido no habrá peligro alguno de fugas o pérdida de tensión, así es que no hemos de tener urgencia alguna a la hora de empezar la recuperación. Dejaremos que la caña haga su trabajo y atempere las primeras reacciones del cefalópodo, los primeros sifonazos, las primeras salidas de hilo si el animal tiene cierta entidad. La única defensa del calamar es recular, así es que las primeras fugas acabarán de fijar la clavada y será difícil que luego lo perdamos.

LA RECUPERACIÓN


Si el calamar es pequeño para nuestro equipo bastará con una recogida continua y tranquila, buscando no perder la tensión de la línea.
Pero a poco que el calamar tenga un tamaño suficiente para nuestro equipo, la manera más efectiva, segura y, por qué no decirlo, entretenida de traerlo es con un bombeo largo, delicado y tranquilo. Al final, la caña siempre tendrá más matices y será más sensible y dulce que la manivela de nuestro carrete. La caña nos dejará sentir con más claridad cuáles son las necesidades del lance y podremos mandar con más autoridad en la recuperación, para mantener la tensión justa del hilo.
Manteniendo el bombeo con tranquilidad, el calamar remontará fácilmente y romperá la superficie bien pronto. Una vez a flor de agua, el animal querrá seguir reculando y descargará sus sifones al aire. Si no vuelve a cargarse de agua, ya no tendrá más defensa. Lo traeremos poco a poco hacia nosotros y nos prepararemos para hacernos con él.


Lo mejor es el salabre, y recogerlo por detrás. Si no lo tenemos y el calamar no es muy grande y viene bien clavado, podemos levantarlo con la caña y traerlo fácilmente a la mano. Si el calamar es demasiado para la caña, podemos elevarlo tomando la línea. Esto siempre es arriesgado, porque si el animal viene clavado por los pelos o por los tentáculos largos corremos el riesgo de perderlo. En cualquier caso, lo levantaremos muy despacio, sin tirones ni movimientos bruscos y habiéndonos asegurado de que el calamar haya soltado todo el agua de sus sifones, para no añadir peso a esta delicada operación. Si el calamar es grande, viene mal clavado y no tenemos sacadera, ni ganchos, ni lugar donde vararlo cuidadosamente... es muy posible que lo perdamos. Siempre nos quedará, eso sí, haberlo disfrutado de la mejor manera posible y haber tenido bien cerca a un animal tan sorprendente y hermoso.




Fuente: http://dos40curro.blogspot.com.es


De momento es todo, espero que les haya gustado y les sea de utilidad, desde ya mi agradecimiento a Curro por tan estupendo tutorial y por haberse prestado tan amablemente a que reproduzca aqui su trabajo para compartirlo con vosotros.

Hasta la proxima.........

12 comentarios:

  1. Muy buenos la tercera parte del tutorial de tu compañero Curro están muy bien, gracias por compartirlos con todos nosotros.
    Saludos Edu.

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  2. Bueno en su linea ,espestacular ,despues de esta biblia de pesca del calamar el que no los coja es por que no quiere.
    Muy bueno gracias por compartir.
    Un abrazo

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    Respuestas
    1. Gracias a ti Pedro por tu comentario, gran trabajo de Curro

      Un abrazo

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  3. Menudo tutoríal!!!!!!!!
    Simplemente mi más sincera enhorabuena
    Saludos

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  4. Menuda trilogía se ha marcado el amigo Curro.

    Un abrazo.

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  5. Muchas gracias a todos por vuestros comentarios. Me alegra que os hayan podido interesar estas entradas. Y muchas gracias, una vez más, Gaucho, por compartir todo esto.
    Un abrazo a todos.

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    Respuestas
    1. Gracias a ti Curro, ya lo ves la trilogia es todo un exito, cuando algo esta bien hecho no hay mas que sacarse el sombrero y agradecer

      Un abrazo

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  6. Hola Eduardo,
    Muy buena entrega del amigo Curro, sin duda es todo un conocedor de esta modalidad de pesca.
    Habrá que ponerlo en práctica, en su debido momento.
    Un abrazo
    Alex

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    Respuestas
    1. Gracias Alex y viniendo de ti doble alago para el amigo Curro ya que tu esto de los calamares lo tienes bien dominado.

      Un abrazo

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